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domingo, 2 de noviembre de 2008

LA ESCUELA DE LAS LENGUAS INDÍGENAS



LA ESCUELA DE LAS LENGUAS INDÍGENAS

Enviado por amiracle en Sao Paulo, Sant Cugat del Valles, Barcelona el 22 de septiembre 2008

Sao Paulo es una ciudad hecha del esfuerzo de los que vinieron de fuera. Actualmente, es la tercera mayor ciudad italiana del mundo, la mayor ciudad japonesa fuera del Japón, la tercera mayor ciudad libanesa fuera de Líbano, la mayor ciudad portuguesa fuera de Portugal y la mayor ciudad española fuera de España. Es cosmopolita y se percibe en el ambiente. Entre tanto extranjero paulista he encontrado un catalán que se preocupa de los orígenes culturales de Brasil.

Se trata de Jordi Ferré, hijo de catalanes, que aunque nació en Estados Unidos vivió su infancia entre Barcelona y Sant Cugat. Muy pronto le surgió el espíritu aventurero y la necesidad de ver y conocer mundo. Así que se largó. Dejó a medias sus estudios para llegar a ser ingeniero y ha estado viviendo en Pensilvania, Seattle, Londres y Hamamatsu, en Japón. Desde hace 7 años vive en Sao Paulo donde ha encontrado su casa. Su casa, además, es la sala Sequoia. Un garaje que, con mucho cariño y el apoyo de sus amigos, se ha convertido en una escuela. Es una escuela especial, no comercial porque se enseñan lenguas indígenas. Aquí, por ejemplo, se puede aprender guaraní, quechua, aymara, yorubá, kreyól…

A Jordi siempre le ha apasionado conocer otras culturas y lenguas y cuando llegó aquí se quedó perplejo de que hubieran tan pocos lugares para aprender las lenguas que forman parte de la base cultural de este país. Después de mucho trabajo, encontró los profesores y, luego, les formó para que pudieran enseñar. Ahora ya hace más de dos años que la Sala Sequoia funciona y Jordi quiera ampliar la oferta. Para él, este proyecto es más que enseñar otras lenguas ya que mediante las palabras se facilita el entendimiento y el respeto.

Miles de indígenas marchan en contra de la guerra y por respeto a sus territorios.



Minga de la Resistencia Indígena y Popular
31/10/2008


Miles de indígenas marchan en contra de la guerra y por respeto a sus territorios.

Cada 53 horas un indígena muere en Colombia a consecuencia de la guerra interna, según la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC). De los 45 millones de colombianos, 1.6 millones son indígenas y forman parte de las 102 etnias que habitan el país, de las cuales 18 se encuentran en peligro de extinción.

El 12 de octubre —fecha que conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492—, unos 45,000 indígenas iniciaron una marcha en Santander de Quilichao, en el sudoccidental departamento del Cauca, convocada por la ONIC, para rechazar la guerra y por el respeto a sus territorios. Un 27% de la población indígena colombiana no posee un territorio colectivo reconocido por el Estado.

La primera semana de la movilización —llamada Minga de la Resistencia Indígena y Popular— hacia la ciudad de Cali se caracterizó por la represión desatada por policías y militares. El 17 de octubre, uniformados dispararon contra los manifestantes en el resguardo La María, una jurisdicción que es designada por los indígenas como “territorio de convivencia, diálogo y negociación” y donde habitan integrantes de las etnias guambiana, nasa, yanacona, totoró, coconuco y eperara-siapirara. Los ataques dejaron como saldo tres indígenas muertos y centenares de heridos.

En un comunicado, el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) afirmó que “el abuso de la fuerza llegó hasta el punto de disparar a la humanidad de la población indígena con tiros de fusil”.

Aunque el presidente Álvaro Uribe reconoció que la Policía disparó contra los manifestantes, aseguró que los indígenas no fallecieron por los disparos sino por explosiones de artefactos no convencionales. El gobierno ha insistido en que la marcha ha sido infiltrada por guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Los indígenas reiteraron que los tres manifestantes murieron por los disparos de la Policía y el 21 de octubre continuaron su marcha, arribando a Cali siete días después, donde demandaron reunirse con Uribe.
Un primer punto en su agenda era el pedido de disculpas del presidente por calificarlos de terroristas. Sin embargo, el encuentro nunca se plasmó.

Además de protestar contra la guerra y demandar el respeto a sus territorios, los indígenas también reclaman al gobierno que firme la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en setiembre del 2007, y que se deroguen las leyes consideradas nocivas para la supervivencia de sus culturas. —Noticias Aliadas.